Imaginaos una mañana de invierno.
Una de esas mañanas en el cielo se tiñe de un gris ceniza.
Una de esas mañanas en que el viento corta como si arrastrara critales de hielo.
Imaginad ahora un cementerio... pero no uno de esos cementerios de las peliculas que parecen
abandonados, con enredaderas espiraladas , lobos ahullando a la luna y todas esas cosas que
le dan un aspecto teatral.
No, este es uno de esos cementerios austeros, educados...uno de esos que parece que te susurran al oido:
-....eh...yo soy de verdad.
Imagina ahora un pequeño grupo de gente reunida. Y entre ellos un chaval de unos 15 años, ojos como
pequeños botones negros y pelo corto y despeinado.
Su cara permanece impasible, con un perpetuo gesto de reproche.
Se llama Icaro. Su padre, un mecanico de aviones, fué quien se empeño en ponerle ese nombre.
Y curiosamente su padre es tambien quien esta ahora enbalado en madera de pino y listo para el viaje.
No se oye ningún llanto, tan solo algun que otro comentario, funestamente tipico, del tipo de...
...es mejor asi, por lo menos ahora ya no sufre...que pasará ahora con el pobre crio...
No hay lagrimas en los ojos de Icaro.
Icaro permanece en el jardin y observa que las nubes se marchan con el dia, dando paso una
una noche negra que por lo visto habia olvidado el aderezo estelar.
- Al parecer el cielo también esta de luto - piensa Icaro.
Ya metida la noche, una estrella fugaz se cruza el cielo.
- Pide un deseo...-susurra ironicamente el chaval para sus adentros.
-...y una mierda!
De repente sucede como si algo se quebrase en el pecho de Icaro, y una rabia desmesurada se apodera de él..
agarra una piedra y la lanza contra la estrella fugaz...
...y para su total asombro...le da de lleno...
El astro explota barriendo el negro de la noche, hasta el punto que parece que el sol hubiese vuelto porque
habia dejado algo olvidado en su turno diurno.
Cuando Icaro abre los ojos, lo ve todo a manchitas luminosas, como cuando te ciegan con un falsh.
Al lograr enfocar, Icaro descubre que el cielo esta lleno de plumas blancas, miles y miles de plumas blancas que caen sobre
él..como si estuviese nevando...y de repente... oscuridad.
Algo despierta a Icaro...
...es un viento frio y fuerte, más fuerte de lo que él habia sentido nunca.
Al abrir los ojos apenas cree lo q ve.
Unas alas enormes salen de su espalda, se agitan bamboleandolo mientras se precipita.
Icaro cae mientras sus ojos lagrimean cuando el aire se cuela entre las rendijas de sus parpados.
Bajo él, el sol empieza a teñir las nubes de fuego en un o de esos atadeceres que contagian la melancolia.
Icaro sabé que jamás volverá a ver un cielo tan bello, lo guardará bajo llave en su memoria y lo mimará como
uno sus tesoros.
Icaro intenta volar, pero sus alas parecen cansadas, com si las hubiese estado usando años sin descansar,
y a medida que las agita, las plumas se van desprendiendo como las semillas de un diente de león.
Tras introducirse en las nubes, los rojos y dorados del cielo empiezan a perderse, y una vez al otro lado...
Un paisaje muerto...
Icaro cae sobre una llanura de arboles sin hojas, desde allí, es como si el polvo se hubiese ido
acumuando con los años y nadie hubiese venido a limpiarlo.
No hay brisa, ni frio, solo silencio, quietud, vacio.
No hay sol, todo esta iluminado por una luz difusa, artificial,q parece depositarse como un manto de ceniza sobre los objetos.
Más allá de los arboles, Icaro observa un horizonte sin montañas,algo se perfila más alla.
A lo lejos, un edificio solitario y viejo.
Icaro mira a su alrededor, y entre confuso e indeciso se levanta camino de la casa.
Un pinchazo le recorre toda la espalda; como cuando los musculos se engarrotan y no dan más de si.
El dolor proviene de las alas, cada vez q intenta moverlas es como si miles de aguijonesse le clavaran en los hombros.
Con grandes esfuerzos las arrastra dirigiendose hacia allí.
A medida q se acerca, Icaro distingue el tecuhmbre del edificio; derruido, parcticamente cuatro paredes montadas una al
lado de la otra y una ventana.
Un letrero indica con una letra austera : ASILO
La puerta se tambalea sostenida por una sola de sus visagras, pero no emite ningun chirrido.
Junto a ella un cajon enorme lleno de cuencos vacios
Unas figuras parecen sentadas en la oscuridad totalmente inmoviles.
Al entrar, Icaro se acerca a una de ellas, dudoso entre si son estatuas o personas.
La figura frente a él es una anciana, sentada en el suelo y con la mirada em dirección a un cuenco vacio frente a ella, a rodea con sus manos.
Su rostro, como roido, esta repleto de arrugas q revisten sus pomulos. Casi ya sin labios, su boca es una linea delagada bajo su nariz chata.
Como si fuese poco más q una calavera mellada revestida en papel cebolla.
Otras figuras decrepitas permaneces sentadas por toda la sala.
De repente la anciana parece reparar en la presencia de Icaro y levanta su rostro hacia él. Sus ojos son cuencas de negra oscuridad en los q
se lee una suplica amarga y su boca se abre y se cierra mostrando tan solo tres dientes.Esta diciendo algo, pero no se oye sonido alguno.
Sus manos parecen gesticular diciendole q se acerque.
Icaro se aproxima un poco y los dedos acartonados de la anciana se tocan su rostro y lo acarician conternura.
Luego, al ver las alas, Icaro hubiese jurado q la anciana estaria llorando si tuviese ojos.
Sus yemas rozan las plumas como quien acaricia un ek más preciado de los tesoros.
Al instante, y sin q Icaro tenga tiempo a reaccionar, la anciana se lleva el ala al la boca y la muerde.
Atenazado por el dolor Icaro empuja a la anciana con todas sus fuerzas.
Los tres dientes de la anciana desgarran su carne, y unas gotas de sangre de un intensisimo rojo resbalan por la barbilla de la mellada anciana.
Era como si le hubieses quitado a u niño el más delicioso de los dulces, su rostro gritaba reproche y sus labios tenia plumas manchadas de carmín.
Con un aullido de terror Icaro se gira de inmediato camino de la puerta por la q habia entrado.
Al instante otras manos se abalanzan sobre él,...las de los otros ancianos, q como chacales al olor de la presa estiraban de sus alas para
llevarselas a la boca.
A puñetazos y empujones Icaro consigue zafarse de su presa y sale de la casucha atrancando la puerta con la caja llena de cuencos.
Esta se tambalea por los golpes q los ancianos le propinan desde dentro.
Finalmente se van calmando hasta la quietud total.
Durante un instante Icaro cree oir algo, como un susurro en la lejania; como los sollozos de ancianos por lo bajo, como si no quisieran que se les
escuchara llorar.
Afectado por el dolor, Icaro se desmaya frente a la puerta del edificio.
Y entonces....oscuridad.
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1 comment:
Creo que comienza muy bien pero la ultimaparte tiene menos ganchos narrativos. Al final se vuelve algo descriptivo. Me parece que es un texto muy bueno, capaz de profundizar es esa narrativa tan mckean-anime. buen trabajo!
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