Tuesday, August 29, 2006

CAPITULO FINAL



Antes de nada sabed q he cambiado una parte de la historia, entre la noche del entierro de su padre, y la noche de la estrella fugaz, ha pasado exactamente un año.

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El sendero sigue oscureciéndose más adelante hasta que Icaro tiene tantear con las manos para no tropezar.

Al cabo de unos cientos de metros, en la oscuridad total, se da cuenta de que la hojarasca va desapareciendo, dejando una sensación de vació y negrura, como si no existiese nada en el universo.

La nada parece cerrarse sobre el como un depredador sobre su presa.

Y al fondo….una pequeña luz.

Al acercarse Icaro encuentra un candelabro con una vela, la misma que iluminaba el cuarto de A.Nancy.

La recoge y observa alrededor.

Figuras inmóviles le rodean.

Icaro se asusta, pero no puede evitar acercarse a investigar.

Al encarar la vela a las figuras se muestran como estatuas de roca, con un gesto anonimo.

Icaro siente algo extraño pero no sabe que es.

Una estatua de un niño pequeño aquí, otra de una mujer más adelante. Sus rostros permanecen inexpresivos, su postura es rígida…fría.

El chaval continua su camino con paso lento entre las figuras inmóviles, que parecen observarlo con rencor.

Algo le resulta familiar en ellas pero es incapaz de averiguar el qué.

La llama titubea un poco, como movida por una brisa, y un susurro habla en su oído.

- Estas en el Pasaje del Olvido…todas estas personas han formado parte de tu vida, pero han quedado atrás en el camino y las has olvidado, ahora son estatuas expuestas en la oscuridad,

perdidas en la nada.- Era la voz de A.Nancy

Una mujer joven a su derecha, parecía una profesora, un perro pequeño…cientos de figuras que carecían de significado para él.

Excepto una…

Al verlo sintió como si alguien le hubiese golpeado en el estomago.

Una estatua de su padre se erguía allí, en medio de la oscuridad.

Icaro entendió al instante.

Hacía mucho que no pensaba en su padre.

Su recuerdo le producía dolor, tristeza, la figura del ataúd cerrándose bajo la tierra era la forma que tomaba para él la soledad…la más pura y cruda de las soledades.

Coge la vela y la aparta, para que sea como si nunca hubiese existido y sumir la imagen en la más profunda oscuridad.

Era lo que siempre hacía, huir del dolor y negarlo.

-Aquí eso no te servirá Icaro.- sentía la decepción en la voz de A.Nancy

Una a una, las plumas de sus alas, cada vez más pesadas, empiezan a caer como hojas de un árbol en otoño.

Pero no se atreve a afrontar el dolor del recuerdo…a aceptar la muerte, la soledad, el vacio.

Las plumas llenaban el suelo y el dolor le recorría la espalda y el pecho.

¿Pero que estaba haciendo? ¿No era acaso al negar cuando lo sumía todo en la negrura, al apartar la luz de la realidad?

Icaro comprende…y se deja llevar…

Las imágenes de su padre se agolpan en su mente peleando por salir, primero su rostro, su pelo, el timbre de su voz, el sonido de su caminar.

Y justo después sus palabras, sus consejos, sus riñas, su mirada de orgullo y de decepción…su compañía.

Icaro se da cuenta de que no quiere olvidar, y que el dolor es algo con lo que tendrá que vivir, pero que la frialdad del olvido es mucho peor.

Cae de rodillas y llora…llora lagrima a lagrima cada recuerdo recuperado.

Y cuando la primera lagrima toca el suelo, una grieta asoma en la piedra de la estatua.

Otra lagrima cae, y otra grieta se abre, y otra, y otra y con ellas, cada una de las plumas caídas regresa a su lugar.

Una luz emerge del interior barriendo la oscuridad mientras la estatua se cae a pedazos.

Al caer toda la piedra, queda en el aire una estrella que parece palpitar como un corazón.

- Icaro, debes seguir la estrella, pues ella es tus sueños y te guiará en tu camino.

El pequeño astro avanza por la oscuridad a través de la senda seguida por el chico a pocos metros. Con cada latido de la estrella, la oscuridad parece ondularse como si fuese el agua de un negro estanque.

Más adelante un resplandor aparece. La salida.

Y la estrella desaparece, pero Icaro sabe que la lleva dentro y que seguirá guiándole siempre.

De nuevo un arco de seto marca los límites de la arboleda, pero esta vez el paisaje no es gris ni triste.

Icaro ya no siente esa sensación de polvo y ceniza acumulada, sino un aire fresco y ligero que le invita a seguir caminando.

El cielo es de un azul verdoso y las nubes se arremolinan como delicados colosos danzando unas con otras.

Erato le espera en la salida con una sonrisa calida en el rostro.

- Bienvenido, temía que no llegases a salir de ahí, a partir de aquí ya no existen los limites.

Y así era, más adelante las cosas empiezan a cambiar, los caminantes que le acompañan a lo largo de el Camino no son seres grises y deprimidos, sus rostros permanecen en paz.

La realidad empieza a cambiar, los colores llamativos y parecen cambiar a medida que te acercas a ellos.

Erato le acompaña interesada por los cambios en su actitud.

Algo pasa cerca de los pies de caro, una especie de animal, ¿o era una seta?, y más allá…una montaña…no! , se levanta y empieza a caminar como un coloso de roca más alto que las propias nubes.

Peces…peces dorados danzan por el aire y le rodean en un jugueteo caprichoso.

No hay límites en la tierra de los sueños.

Unas figuras inmóviles, etéreas, permanecen quietas con los ojos como platos observando cada detalle, como devorándolo.

-Son Contempladores, solo vienen aquí de visita, permanecen un rato y luego desparecen. Miras este mundo como a través de un cristal pero en realidad no lo viven.

Icaro lo entiende enseguida. Son consumidores de drogas alucionejas.

A lo largo de la historia, artistas, filósofos, escritores y la juventud actual recurría a drogas para poder observar una realidad distinta, venían, hacían una visita rápida y se volvían al otro lado del Camino.

Pero eran incapaces de caminar por ambos lados a la vez.

Más allá, justo junto a un castillo apostado en una nube, unas figuras juegan en el cielo.

Estan tan altas que no puede distinguirlas.

Erato contesta a su pregunta antes de que la formule.

-Son los niños, ellos conservan la capacidad de volar en sus sueños, tú conservas las alas, por eso puedes estar aquí, pero has perdido tu capacidad de volar, como les sucederá a ellos en un tiempo, tarde o temprano pondrán los pies en el suelo y sus alas empezarán a cansarse, y tendrán que pasar por lo mismo que tu has pasado.

A unos cientos de metros estaba A.Nancy, esperándole al final del camino.

Más allá se extiende un precipicio infinito que no parece tener fondo, y tampoco se observaba el otro lado, solo un inmenso espacio en el que el mundo parece terminar.

Él sigue caminando hasta colocarse al borde del precipicio miró a la vieja con un gesto interrogante.

-Sigue tu camino. – le espeta ella.

Icaro mira abajo y observa el infinito y la posibilidad de poder permanecer una eternidad cayendo, solo y perdido.

La indecisión en su rostro dibuja expresión de pena en el rostro de Erato, pero el de la vieja permanece impasible.

Finalmente desplaza un pié hacia el abismo….

Y a medida que avanza, el suelo, y el resto del mundo lo hace con él, como si cada uno de sus pasos creara unos palmos más de realidad. Como si pudiese avanzar hasta el infinito y crear un mundo nuevo paso a paso.

A.Nancy sonríe satisfecha.

-Sigue tu camino Icaro, aun te queda mucho por recorrer.

Una sensación de paz infinita le invade, como el abrazo de una madre, cierra los ojos para dejarse arropar.

Se siente caer de nuevo, de la misma manera que cuando llegó a ese extraño lugar.

Y al abrir los ojos se encuentra de nuevo en el jardín.

Es la misma noche, la misma hora, el mismo cielo.

El chico observa el mismo cielo con distintos ojos.

De repente una estrella fugaz atraviesa el firmamento…

Y entonces Icaro pide un deseo.



FIN

3 comments:

Arwassa said...

El trozo anterior me ha dado la impresión que no lo has cuidado tanto como este. Veo que tiene un final muy bello, y está narrado con muchas ganas, como si exprimieras y saborearas cada idea que quieres trasmitir.
Ha resultado ser muy imaginativo, triste pero esperanzador, porque todos hemos perdido y recuperado cosas, muy humano.

Algún dia espero que me expliques que te ha llevado a esto, enhorabuena por haberlo acabado!!!!!

Diegus said...

PLAS PLAS PLAS PLAS PLASSSSS!!! TOREROOO! TOREEEROOO! TOREROOOO! Mancantao este fragmento final, pero revisa y corrige las faltas de ortografía o te castro a la escocesa (a dentellada seca). Eso si, la ilustración...Mmmhh...No me convence, la verdad.

Y joder, pa una vez que quería ser el primero en comentar, va Arwassa y se me adelanta. Ventajas de tener un módem en el páncreas.

Kekosikas/ Demuxoscolores said...

Olé qué saleroo que tiene mi chicooo!!
Jejeje.... Diego, tranqui que de las faltas ya me he encargado yo!!
Me ha encantado Kico, y aunque el texto tiene bastantes fallos en su forma,(ortografía, cambios de presente a pasado, demasiados puntos suspensivos... jajaja vale, me callo! :P) la historia es chulísima, y el final precioso. Enhorabuena juape!! Y ya estás invitándonos a lo que sea ein!! ;)